¿Cómo surge Yellow Knit?
Hace ya más de tres años. Desde siempre me ha gustado hacer cosas con las manos, y un verano que me quedé sin vacaciones retomé el ganchillo y pensé que estaría bien un espacio dónde mostrar lo que iba haciendo, aunque fuera solo para mí.
¿Cómo ha evolucionado?
Después de toquetear mucho el blog, hacer algún curso, intentar mejorar las fotos y dedicándole muchas horas acabó naciendo Yellowknit. El amarillo ha sido un color que ha estado siempre muy presente en mi vida, y quería que formara parte del nombre.
¿El mejor momento?
Sin duda la gente que te encuentras por el camino. También la ilusión de ver que a los clientes les gusta lo que haces, o los encargos personalizados, porque siempre hay una historia detrás de ellos.
¿Y el próximo reto?
Estoy haciendo una mini colección de monederos bordados que quiero que salga en breve. También estoy preparando patrones de cara al invierno.
Una anécdota…
En una de las primeras clases a niños, tuve que enseñarles a todos como hacer un anillo mágico. Fue un caos absoluto, pero al final todos salieron con su pieza de ganchillo. Cuando acabó nos reimos mucho, pero en ese momento, fue un poco estresante.
¿Crees que lo hecho a mano tiene hoy día el valor que se merece?
Creo que cada vez lo tiene más, pero aún hay mucha gente que no le da el valor que se merece, empezando por nosotras mismas, que a veces tendemos a darle menos valor del que tiene. Siempre habrá alguien dispuesto a pagar un precio justo. Hay mucho trabajo detrás de cada pieza, ya sea un amigurumi, una cesta de ganchillo o un bastidor bordado y no solo el trabajo en hacerlo, sino todo el trabajo previo y posterior.