¿Cuándo y cómo surge El taller de mamá?
Tuve la idea a principios de 2016 en lo que quiso ser el afán de aunar mis dos pasiones en ese momento, el crochet y la maternidad, por eso el nombre.
Siempre me ha gustado hacer labores y manualidades desde que era una niña. Aprendí a tejer en dos agujas cuando era muy pequeña y el crochet siempre se me resistía. No fue hasta que estuve embarazada de mi hija que aprendí de una vez por todas a hacer crochet, y ya no pude parar. El descubrimiento de los amigurumis fue muy especial, porque pensaba que no sería capaz de hacerlo, pero fue ponerme y disfrutar un montón haciéndolos.
¿Cómo ha evolucionado?
Bueno empecé aprendiendo lo básico y después cada vez que veía una técnica nueva tenía que aprenderla: amigurumis, trapillo, tapestry, tunecino….. Me encanta este mundo porque tiene infinitas posibilidades. La idea del blog era una ventana a compartir lo que me gusta.
¿El mejor momento?
Sin dudarlo cuando tengo el placer de entregar algo hecho por mí y poder ver la cara de quién lo recibe, y si es un niño al que le entrego un amigurumi la sonrisa en su cara está asegurada y me emociona.
¿Y el próximo reto?
Una colección de patrones en la que estoy trabajando.
Una anécdota…
Un día haciendo amigurumis personalizados no encontré el color de hilo adecuado al tono de piel que necesitaba y la chica que me había encargado la muñeca me pidió que la maquillara. Así que cogí polvos de sol, una brocha y le subí el tono de piel. ¡Quedó perfecto!
¿Por qué decides especializarte en los amigurumis?
Simplemente porque me encantan, me parecen piezas super especiales. Cada una es única y hay que dedicarles mucha paciencia y cariño.